domingo, 28 de octubre de 2012

9:03
En 2011 José Luis y Reina abrieron un hospedaje en las montañas andinas. Buscan la paz, el silencio y tienen ganas de trabajar por el turismo en Venezuela, donde todo está por hacerse Valentina Quintero 28 de octubre 2012 - 12:01 am En 2011 José Luis y Reina abrieron un hospedaje en las montañas andinas. Buscan la paz, el silencio y tienen ganas de trabajar por el turismo en Venezuela, donde todo está por hacerse. Son apenas cuatro habitaciones, un jardín hermoso, vista franca y una cocina tradicional mediterránea española. Adoré este sitio. Cómo llegar Como queda en Escagüey, la vía ideal es por la carretera Trasandina, entrando por Barinitas. Es verdad que se cae con frecuencia, pero tienen máquinas dispuestas las 24 horas y resuelven. Ya en Escagüey, suben una cuesta apta para cualquier vehículo. Si les mortifica, los buscan. No hay ningún tipo de señalización. Por lo general, los mismos dueños bajan y los guían desde la carretera principal. Visita en solitario Reina fue a parar a la tierra de José Luis porque su papá –oriundo de Guanare como la hija– le dio por visitar a la familia en las Islas Canarias. Se quedó por esos predios, trabajaba en una empresa de construcción, le iba bien y estaba contenta. En una ocasión hicieron un viaje a Mérida, el español quedó prendado de las montañas, recordó los hoteles rurales y como ya estaba enamorado de la venezolana, resolvió seguir los recorridos por este trópico, ahora en solitario. “Arranqué de tu guía las páginas de la Gran Sabana y el Amazonas y lo mandé con su morralito y algunas indicaciones”, explica Reina mientras él la ve arrobado, con sus greñas alborotadas, frenillos en los dientes, la vitalidad de quien adora el campo y desea sacarle el jugo a sus encantos. “Yo vivía muy bien en Madrid, tenía 35 años en una empresa, apartamento grande, seguridad, amigos, familia… Pero me dio por mudarme en 2007. Pensamos en Trujillo, Costa Rica, Canarias, Boconó, pero regresamos a Mérida”, explica José Luis emocionado, expresivo, deseoso de que asimilemos sus genuinas ganas de mejorar el turismo en la zona y en el país. Mientras desayunaban en un restaurancito cercano, se les acercó un joven, le preguntó a Reina si su marido era español porque su madre también lo era y les dijo que sabía de un terreno por una montaña cercana. Verlo fue comprarlo. “Podíamos habernos instalado en Asturias, pero el costo se hubiera duplicado. El 1º de mayo de 2008 dejé mi trabajo y el 2 de junio estaba en Venezuela”, explica el dueño de Sándalo Posada. “Yo le dije que se viniera solo, viviera aquí tres meses y si después insistía en quedarse de verdad, hacía maletas. Por supuesto que quería volver, pero no pensé que sería tan pronto”, aclara la venezolana. Hogar y posada Contra cualquier visión pesimista del entorno actual, Venezuela sigue siendo tremendo espacio para invertir y vivir en paz. Probablemente no sean las grandes ciudades los espacios más amables, pero hay regiones que abrazan desde los primeros minutos. El páramo puede ser una de ellas. Sándalo Posada queda en una loma desde donde se ve el Parque Nacional Sierra Nevada en frente, las siembras atrás y a los lados, el río Chama abajo, el cielo arriba y las estrellas cada noche. No existe nada en kilómetros que arruine esta visual. El hogar posada está en un extremo del terreno para que el jardín se apropie de la dicha en los alrededores. Son apenas cuatro habitaciones, todas lindísimas, con muebles de madera y excelentes colchones. “Trabajé siempre en una empresa dedicada al confort al dormir. Sé que lo último que compran los hoteles y posadas son los colchones y por eso suelen ser un desastre. Fue lo primero que compramos”, cuenta José Luis. Un patio pequeño en el medio para que al salir de la habitación pueda ver el cielo de una vez, el comedor con las cuatro mesas, una suite con un patiecito de techo transparente y una bañera de cemento, muchas flores, un cuartico para echarse en sofás y los corredores afuera para observar la montaña. A un lado está la puerta de la casa de los dueños. Se ocupan de todo: atienden, buscan a los huéspedes, les dicen qué hacer, aunque la gente casi nunca quiere salir, y en la parte de abajo tienen su huerto. “Todo está por hacerse en el turismo merideño. Queremos apoyar en la puesta en valor de los pueblos, hacer senderos de interpretación, proteger las cuencas de los ríos, promover el turismo rural, acercarnos a los campesinos”, explica Reina. Él tiene el conocimiento del turismo español. Asegura que cuando empezaron en los sesenta fue un desastre. Lo que hacían era aprovecharse de los turistas. Luego aprendieron y ahora España vive del turismo. “Venezuela puede tener más turistas que España. Son 500 km² contra casi un millón de este país”, explica el anfitrión y reconoce que aquí hay gente que sabe mucho. Una cocina especial Ofrecen los desayunos incluidos en la tarifa. Las cenas sólo si se las piden, pero ya entendieron que la gente siempre las quiere, porque de ahí no provoca moverse. En las mañanas el comedor se muda al corredor para gozar la vista. En las noches hay que guarecerse del frío. La especialidad es la cocina tradicional mediterránea española gourmet. Por ejemplo: rabo de toro con vino tinto, calamares rellenos a la marinera, ensalada de mariscos. En las cenas se sirven tres aperitivos que pueden incluir; riñones al jerez, manitas de cerdo deshuesadas, tortilla española, caviar de truchas, flores de calabacín en tempura, pencas de acelga en tempura o jamón ibérico, En platos principales se esmeran con trucha rellena con jamón ibérico, cremas, ensaladas mediterráneas, risottos, arroces marineros o un conejo buenísimo. A Reina le tocan los postres: torta de queso asturiana, chesse cake con limón, coulin de chocolate… siempre algo novedoso. Los desayunos son como para no almorzar. Bandeja de frutas, cesta de pan con mermelada, mantequilla o tomate, huevos fritos con chorizo o salchichas, caraotas, queso, morcilla y tocineta, jugo de naranja, café con leche y bizcocho. Siempre distintos. Me parece un sitio extraordinario para parejas, gente que desee leer, descansar, dormir, comer rico y estar en silencio. La música es suave, el clima fresco, la vista franca, la atención cálida y la comida exquisita. Nos sirvieron una degustación atómica. Hay que reservar con tiempo. Los felicito, les deseo mucho éxito y les daré todo mi apoyo mientras sigan trabajando como lo hacen. Datos vitales Sándalo Posada José Luis Agudo y Reina Isabel Ruiz Escagüey, estado Mérida. Carretera Transandina Teléfonos: (0416) 502 9305 y 877 7590 sandaloposada@blogspot.com www.facebook.com/sandaloposadavenezuela @sandaloposada

viernes, 7 de septiembre de 2012

El privilegio de contemplar las montañas

18:41

Sándalo Posada se encuentra en el mejor lugar posible, nos enamoró al instante este lugar, veníamos de vacaciones procedentes de Madrid a estas montañas andinas, sin pensarlo dos veces nos quedamos con este pedacito de tierra,  desde aquí tu alma se inunda del verde de las montañas.

Levantamos la casa con todos los deseos juntos de las cosas que nos gustaría tener en un alojamiento rural, habíamos recorrido muchos lugares de este tipo por España y creíamos firmemente que en estas tierras se podía hacer algo de muy buena calidad.

No pasó mucho tiempo para ver realizado este sueño,  creo que la energía de las montañas nos llenaba cada día,  siempre me pregunto que tiene de mágico, porque después del ritmo frenético de una gran ciudad, podría decir que este es un paraíso.

Sin darnos cuenta y doblemente relajados nos fuimos olvidando de contar los días tal como lo dice un proverbio japonés, a veces no sabemos que día marca el calendario, salvo por el riguroso apego a una agenda que revisamos constantemente para dar la bienvenida a nuestros huéspedes.

Desde aquí la montaña ejerce una influencia que a nivel espiritual resulta sanadora, las personas que nos visitan lo perciben y comienzan a sentirte inmediatamente bien, consentidos , tranquilos y seguros.  Dice un poeta chino del siglo XVII llamado HsuHsia-kó que “El cuerpo vaga por las montañas y el espíritu se libera”.

Queremos que puedas sentirlo algún día, disfrutarlo y compartirlo con tus seres queridos, mientras tanto aquí estaremos cuidando que todo esté lindo para cuando llegues.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Sándalo Verde

15:56

Cuando vimos por primera vez el lugar donde se construyó Sándalo Posada, imaginamos allí un huerto, el terreno estaba dividido en dos partes mas o menos iguales, uno alto y uno bajo, era indudable que en el terreno alto se levantaría la posada porque las vistas son impresionantes, pero abajo era perfecto para un huerto, estaba resguardado de los vientos y la tierra era excelente.
Comenzamos por buscar semillas de todo tipo para hacer ensayos, puesto que de conocimientos agrícolas estabamos escasos, hice unos semilleros y cuando las plantitas estaban fuertes, con la ayuda de nuestro vecino Sixto se sembraron toda clase de hortalizas, entre ellas zanahorias, remolacha, lechuga, vainitas, pimentón, papas, acelgas, calabacín, cilantro, perejil, zanahorias, repollo, es emocionante cosechar lo que has sembrado, creo todo el mundo debería experimentarlo alguna vez en su vida.
Creo que lo más importante es que no estamos usando químicos, que nuestras hortalizas no contienen ninguna clase de venenos, son totalmente saludables, y nuestros huéspedes están felices de poder saborear ya sea unas exquisitas flores de calabacín o unos vegetales salteados fresquesitos de nuestra huerta.
En ese mismo terreno hay un enorme pino rodeado de piedras colocadas en círculo, todos insistían que debajo del pino no se da ninguna planta, como yo soy cabezota lo limpié y sembre un montón de flores, ha quedado precioso, lo curioso es que todo se da estupendamente, hay justo allí,  al pie del pino un montón de espinacas, no tienen ni idea de lo buenas que quedaron en un potaje de garbanzos que preparó Jose Luis.
Isabel.

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