lunes, 5 de abril de 2010

Sentirse como en casa

11:42

Desde Caracas, Península de Paraguaná y Maracay nos llegaron visitantes, todos con un objetivo en común: pasar aquí sus vacaciones, llevaba días organizando todo, con la misma dedicación que ponemos cuando viene alguien muy querido a nuestra casa, que no faltase detalle, flores por aquí, flores por allá, el aroma del sándalo, la lencería nuevecita y muy blanca, y la compra de los alimentos frescos para ofrecer los mejores desayunos, mis desayunos generaron muchos comentarios, una gran variedad de frutas, las famosas arepas de trigo, unos embutidos alemanes deliciosos, la mermelada casera, un montón de cosas mas y como plato final mis tartas, todos los días al irse a la cama mis amigos visitantes, me disponía a elaborar una tarta nueva para el desayuno del día siguiente, tarta de limón, tarta de manzana, y la famosa tarta de zanahoria, que no se lo podían creer la había hecho yo, que tuve que repetir su elaboración, bajo la supervisión de mis visitantes que se apuntaron la receta, fueron momentos muy agradables con vocación de servicio y muchisimo cariño, compensado con las sonrisas de todos y la promesa de volver. Como mi churri estaba por Madrid no ofrecimos cenas, pero queda pendiente para su próxima visita, la sorpresa de los detalles de la cocina española será la delicia de aquellos que nos visiten próximamente. En la posada tenemos mucho trabajo en los días previos y durante la estadía, vino en estos días mi hermana a ayudarme con mis sobrinos, y mi asistenta Camila de tan solo 5 años que aún no sabe leer ni escribir iba apuntando en un cuaderno todos los detalles pendientes y compras por realizar a través de dibujos, dibujaba un pan y luego me recordaba que había que comprar pan, tenía el cuaderno lleno de dibujitos con todas las compras pendientes, no se le escapaba detalle como decoración de las habitaciones y la colocación de elementos útiles en los armarios como perchas, jabones en los baños y toallas... al final de la semana la había nombrado Gerente de Sándalo Posada, se había ganado el corazón de los visitantes que con gestos de cariño le traían dulces. Creo que la casa se va llenando de recuerdos de los que por aquí pasan, dejando cada uno de ellos un poco de lo vivido, y creo que se llevan en su corazón también un lugar especial, con sus hermosas montañas, un clima delicioso, y el inmenso amor que ponemos en todo. Gracias a todos y espero verlos pronto.

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